jueves, 5 de diciembre de 2013

ENTREVISTA ELOY SANCHEZ(ALEJANDRO GONZALEZ Y ALVARO DE LA ROSA FAZ)

ENTREVISTANDO A ELOY SÁNCHEZ


¿Por qué elegiste ser profesor?

Pues la verdad, es que no lo elegí. Estudié filosofía porque me gustaba y después, empecé a trabajar en cosas diversas, que no tenían nada que ver con la educación, pero tuve un accidente de trabajo, me operaron de la espalda, y estando convaleciente me llamaron para dar clases en un instituto en La Línea y ya, me quedé.


¿Y te arrepientes de esa decisión?

Todos los días, porque enseñar es un trabajo muy bonito, es algo honrado, no vendes, no tienes que engañar, o sea, es un trabajo que esta al margen del mercado, aunque también esta sometido a las mismas reglas. Pero enseñar a gente que no quieren aprender y poner notas, son dos actividades que a mi no me gustan.


¿Cuáles crees que son tus mejores cualidades como docente?

No lo sé. Creo que mis cualidades y mis defectos son los mismos, es decir, hay cosas que son defectos que tengo como docente pero al mismo tiempo son mis cualidades, como por ejemplo la honradez, decir lo que pienso. Por eso muchas veces meto la pata, pero creo que también es necesario decir lo que pienso, aunque sea poco adecuado.


¿Que características personales son las que crees que influyen más en tu trabajo?

Influye negativamente que soy un hombre muy poco paciente y un poco impulsivo. Eso es lo que yo creo que influye peor, pero digamos que esa impulsividad se me pasa muy rápido, y luego soy muy reflexivo y perdono todo. Por lo cuál, estoy en un continuo ir y venir y paso del enfado muy rápido a la “ternura”, a compadecerme un poco por los alumnos que me soportan.


¿Que parte de tu trabajo te gusta mas?

Lo que más me gusta es explicar, me gusta hablar, dialogar, intercambiar ideas, sorprender, sacar a la gente de un esquema preconcebido. Eso me gusta hacerlo. No siempre lo consigo, no siempre lo hago bien. Lo que llevo peor es la burocracia, el papeleo, poner notas.


Para ti, ¿cuál es el objetivo principal de la escuela?

Pues no lo sé. A veces me entran serias dudas, sobre todo cuando los que legislan te someten a unas condiciones que a uno te lleva a preguntarte, ¿que es lo que pretendes? ¿Que quiere que yo haga? Porque aunque os parezca paradójico, a los profesores nunca nos explican bien que quieren que hagamos. Nos movemos entre la legalidad de lo que más o menos dicen que son los objetivos y estrategias que hay que seguir; y la duda sistemática, porque luego, no parece que la administración pública apoye o quiera que haga lo que en principio tienes que hacer. Por eso, a veces pienso de una manera menos legalista. Tengo gente delante que tienen que enfrentarse a una realidad, como la realidad que existe no es ideal, ni que me guste de manera especial, hay un trabajo de mediación entre lo que hay y lo que debería de haber.


Como has dicho antes te incomoda la evaluación, ¿cuál crees que es el objetivo de esta?

Homogenizar, escandalizar, clasificar, es decir, es una exigencia externa.


¿Y te parece útil?

No, no especialmente. Creo que la evaluación, en teoría, debe ser para que cada uno sepa su nivel de adquisición y para que el profesor se evalúe así mismo. Pero creo que en general no cumple esa función, el alumno se ve castigado por esa nota, los profesores no son conscientes que al poner notas también se esta evaluando así mismo.


La asignatura que impartes, ¿como crees que los alumnos aceptan la filosofía?

En general, yo creo que no demasiado bien. En primer lugar les choca y les extrañas no alcanzar a entender cual es el contenido o la finalidad, la utilidad. Es un asunto recurrente en caso de los alumnos. Y en parte, venimos de una tradición que se favorece el alumno que es dócil, que hace lo que se le pide, pero que al mismo tiempo, está muy claro lo que se pide. Entonces, cuando las cosas no están tan claras, cuando se pide creatividad, pensamiento crítico, esto incomoda. Entiendo que incomode, pero yo creo que esta es un poco la incomodidad que produce en los adultos.


¿Y crees que la sociedad lo acoge de la misma manera?

La sociedad lo acoge todavía peor. La filosofía académica, al menos, está en gravísima crisis. Los planes son quitarla de en medio de una manera o de otra. La filosofía en ese aspecto, no vive buenos momentos. Pero no me preocupa mucho, porque lo que no hace la ley y no hace el Estado, puede que lo hagan los individuos.


¿Y crees que es importante la filosofía en nuestra vida?

Si, lo digo sinceramente, es más, yo diría que si tuviéramos que buscar la felicidad, una gota de filosofía forma parte de esa preparación y si no hay esa gota de filosofía difícilmente va a haber plenitud total. Pero el problema está en, ¿cuales son esas gotas de filosofía? ¿Saberme la teoría de las ideas de Platón? ¿Saberme el imperativo kantiano?



¿Podrías describir desde un punto de vista constructivo y para mejorar a tu grupo de alumnos?

En primer lugar, heterogéneo, cosa que no es malo, es lógico que la haya, y este año más por la mezcla de alumnos de ciencias y humanidades. Hay mucha gente que esta muy poco motivada, que no tiene una orientación de lo que quiere hacer y no ve sentido a lo que hacemos los profesores o ni siquiera a lo que hace a el mismo, porque quien no sabe a dónde va o quien no ha decidido cuál es su planteamiento académico o profesional, es difícil que este aquí con un poco de agrado o motivación.

Siempre creo que la falta fundamental es la motivación. Faltan ánimos, energías, alicientes. Aunque parezca paradójico, esos alicientes no están en el mundo académico, ya que yo creo que ver la televisión desmotiva mucho. Creo que la educación no es de profesores para alumnos, sino de la sociedad o adultos hacia la gente mas joven. Pienso que la sociedad educa fatal, y si la sociedad educa fatal, no creo que una asignatura pueda hacer demasiado.


¿Hay algo de tu experiencia profesional o personal que sea significativo para tu experiencia como profesor?

Bueno, para mí es significativo el hecho que he sido un mal alumno, al menos el bachillerato.  Además, un profesor le dijo a mi padre cuando yo tenía 10 años que yo no servía para estudiar y que me pusiese a trabajar. Entonces, eso me da la sensación que los profesores nunca conocemos bien a los alumnos, y que es mejor no ser atrevido en ese sentido y confiar en vuestras posibilidades, aunque la realidad presente no sea buena. Estáis en la edad en la que el día de mañana, podéis ser buenos y mejores, porque yo no creo que mi profesor cuando dijo eso se equivocase del todo. En lo que se equivocó fue en proyectar a su futuro, su experiencia del pasado.


¿Alguna anécdota de alumnos que te hicieron perder la paciencia?

Antes ya he dicho que tengo muy poca paciencia, y entonces, yo me temo que la he perdido muchas veces. Ya sabéis que una profesora del instituto ha sido alumna mía y hace poco, me recordó que una compañera suya, cuando yo impartía clases, le dije que la aprobaba por tonta. Es decir, me presentó un examen al que yo no le veía razón la protesta del examen, pero era tan vehemente en su protesta, que decidí aprobarla. No por saber y merecérselo, sino porque era tonta y yo me rendía y renunciaba a enseñarle nada. Claro, pobre mujer. Siento mucho de verdad, que en su recuerdo particular y en el de sus compañeros, lo que haya quedado al final, es la parida y metedura de pata y seguramente, la grosería de un profesor.


¿Qué frase aplicas a tu vida?

Pues… No lo sé. No tengo ninguna frase. No sería capaz de decir una frase que guíe mi vida. Lo único que sí es que tengo un rasgo de personalidad. Acostumbro estar contra todo y sólo contra todo. Tengo una tendencia a aislarme y a oponerme y claro, ¿de dónde viene eso? Pues no lo sé. Supongo que de mis experiencias vitales pero como podéis ver no tengo una frase filosófica que me llame la atención aunque hay muchas que me influyen.


¿Algún docente dejó huella en usted? ¿Quién y por qué?

¿Profesores? Sí, yo diría que sí. En general, guardo un buen recuerdo de muchos profesores. De unos más que de otros. De mis estudios, por acordarme del tiempo en el que estáis estudiando ahora, me acuerdo de un profesor de matemáticas, Ángel Rojo. Fue un magnífico profesor que me enseño a pensar bien. Me enseño matemática, claro. Pero a mí me dejó huella, por decirlo así. Luego me dejó un poco de complejo, porque pensaba que yo iba a estudiar exactas. Pero cambié de orientación a la filosofía. En general, recuerdo con una cierta ternura a todos, incluso a los que me dieron caña y no me trataron del todo bien. Creo que he sido un mal alumno, y entiendo que alguno de esos profesores no me hayan tratado del todo bien. He tenido la sensación de que me lo he merecido.


Sabemos que una de tus aficiones preferidas es el Ala Delta. ¿Por qué lo practicas? ¿Qué encuentras en este deporte que no hay en otros?

No lo sé. De niño, siempre me gustaba volar. Es decir, siempre he tenido eso por ahí revoloteando. Recuerdo que una de mis vocaciones tempranas fue hacerme piloto, pero tuve un accidente de buceo y con mi tímpano perforado, se frustró rápidamente. Tampoco es que me bloquease demasiado, pero es algo que siempre me gustaba. Lo que he encuentro en este deporte es que me alejo de las cosas y como me alejo de las cosas, adquiero otra perspectiva. Cuando alguien me hace esta pregunta, suelo contestar que me gusta el paisaje. No lo veo como algo que uno hace, sino como un lugar o estado de ánimo en el que uno está.


Alguna vez, has contado algún problema durante el franquismo. ¿Qué recuerdos tienes de esa época?

En primer lugar, ser más pobres y tener menos derechos. No sé como expresarlo, porque yo viví una infancia feliz y ajena a la situación. ¿Por qué? Porque no eres consciente de los límites hasta que te tropiezas, pero tropiezas muy fácilmente. Un día dices en clase algo o preguntas y te planteas por qué esto no puede ser. Te detiene la policía, te detiene para identificarte, te pega un par de hostias porque no le gusta el aspecto que tienes o porque tienes el pelo más largo. Te hace escribir consciencia de que vives en un mundo que se manifiesta, que se te opone como algo que es injusto, y a partir de ahí, empieza lo demás. Te planteas la cuestión política cuando en el principio solo es una cuestión personal. Al final, tropiezas con algo. Hablar del franquismo… como todos los regimenes dictatoriales y totalitarios, limitadores de la libertad de los individuos, termina por chocar con cualquier persona inquieta.


¿Podríamos comparar esa época con los políticos actuales que cada vez quitan más derechos naturales?, o lo que es lo mismo, ¿se parece el actual presidente del gobierno, Mariano Rajoy, a Franco por su forma de actuar?

No. Yo quiero establecer diferencias radicales. En primer lugar, la primera diferencia es que Rajoy lo hemos colocado nosotros, los ciudadanos. Si nos hemos equivocado o no es otra cuestión. Pero una dictadura es una dictadura y una guerra que se gana con muertes en la que uno se instaura como gobernante de un país es otra cosa. Por mucho que pueda estar en contra de la práctica cotidiana del ejercicio político o de un partido, de lo que hace, pues yo establecería una diferencia muy grande. Porque yo soy responsable de lo que hace Rajoy, porque yo voto, actúo, obligo y puedo hacer cosas. Las haré o no. Pero en el caso de Franco, no es igual. No lo habíamos votado ni elegido e incluso ni podías hablar.
¿En qué aspectos ha mejorado o ha empeorado la educación?

Es una sensación ambivalente. Creo que hemos mejorado y estamos empeorando ahora. Me preocupa que esa mejora que hemos conseguido muy trabajosamente en el tiempo, pues parece que se está liquidando de manera muy rápida y eso me agobia. Creo que se está quitando a la educación uno de los papeles fundamentales. El papel de establecer justicia social y dar oportunidad a la gente para que puedan ser lo que sus capacidades, deseo y esfuerzo le permitan. Eso se está tergiversando, con la limitación al acceso a la enseñanza, el empeoramiento de las condiciones, con el acceso a la universidad que va a ser mucho más precario, para familias con pocos recursos. En eso, estamos retrocediendo.


¿Qué opina de la educación sostenida por el Estado?

Creo que si alguien con cierta cola privada, está en su derecho pero, pensando que la concertada es un elemento subsidiario, subordinado al cumplimiento de una necesidad pública, recogida en la constitución como derecho de los ciudadanos y como obligación por el Estado. Lo que no se puede hacer, es empeorar la escuela pública para que recoja los frutos los colegios concertados y privados. Eso me parece totalmente ilegítimo. El poder no está en cuál es la finalidad. Evidentemente, los centros concertados españoles son ideológicos, vinculados a la Iglesia. No es que se concierta de manera genérica, con cualquiera sino que se concierta con la iglesia Católica, directamente o indirectamente, y no con otros. Siempre que se haga con la responsabilidad del Estado y que garantice el acceso público y gratuito, no hay nada que reprochar a la concertación. Se supone, que los políticos son elegidos para gestionar lo público, no lo privado.


¿Qué piensas de la LOMCE?

Pienso muy mal, pero lo que más me preocupa es que es una reforma que nace con cero consensos, sin consenso. Es una reforma de un partido y la educación necesita consenso amplio, porque es un proceso muy largo. No es razonable que a los estudiantes se les cambie las reglas del juego, cuando estamos jugando el partido, por decirlo así. Una reforma sin consenso es nefasta porque se esta pidiendo a gritos que se haga una nueva después. Independientemente que yo puedo estar a favor o en contra, lo peor, es que es una reforma sin conciencia social. Es un error.


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