Crónica
“Marchas de la Dignidad 22-M”
Este sábado
tuvieron lugar, en Madrid, las marchas de la dignidad. Estas
consistían en nueve columnas que partían desde distintos puntos del
estado hacia la capital, para protestar por los recortes y el
secuestro de la democracia que estamos sufriendo.
Al igual que mucha
gente, no hice la marcha entera por motivos más que obvios
(estudios), pero, me incorporé a la columna andaluza en la última
etapa.
Los tres autobuses
que partieron de Cádiz salieron a las once de la noche. Tras varias
horas de trayecto llegamos a Getafe, punto donde comenzaba la última
etapa, a las nueve. Desde las nueve a las diez, no paró la llegada
de personas para partir hacia Madrid. A las diez menos diez llegaron
los compañeros que habían hecho la marcha entera. Una gran ovación,
por parte de quienes nos encontrábamos allí, les recibió.
A las 10 comenzamos
la caminata hacia Madrid. Entre la gente se podía palpar la emoción,
y, es que ya de por sí la columna andaluza era una manifestación
multitudinaria. Uno de los momentos emotivo que vivimos fue cuando,
llegando al parque de bomberos, nos recibieron con todas las sirenas
y aplaudiéndonos. También, fueron muchos los docentes de hospitales
que abandonaron su puesto para apoyarnos y recibirnos.
Muchos de los coche
que nos veían pasar pitaban y sacaban el puño en señal de apoyo.
Conforme íbamos pasando por los barrios populares, muchos de los
vecinos se asomaban para animarnos, se vieron muchas tricolores y
alguna que otra andaluza, las cuales veíamos y respondíamos con
gran entusiasmo.
Cuando recién
acabábamos de llegar a Madrid, una mujer que se asomó al balcón,
no pudo contener la emoción, de ver a tantos andaluces desplazados
hasta la capital para exigir lo que es lógico, y rompió a llorar.
La mujer fue acogida por los manifestantes con un cálido aplauso.
A las tres, paramos
para descansar hasta las cinco, hora en la que la manifestación, ya
de todas las columnas, saldría de Atocha.
Llegué a Atocha a
las cuatro y media y ya no cabía ni un alfiler. A las cinco,
comenzamos a movernos entre gritos y consignas. Llegaríamos a Colón
a eso de las ocho, la manifestación había sido todo un éxito,
habíamos colapsado Madrid. La situación no era para menos ya que,
fuentes como la sexta, que no es que sea precisamente una cadena
propagandística de la izquierda, hablaban de dos millones de
manifestantes.
Lamentablemente,
antes de que acabara el acto final, la policía irrumpe en Colón a
base de palos. Venían a dispersar no se que disturbios, porque el
animo de la gente era totalmente pacífico. Probablemente, aquellos
disturbios fueron provocados por los muchos secretas infiltrados como
“radicales anti-sistema” ya que todo formaba parte de el
siguiente plan. Creamos disturbios con los infiltrados, empezamos a
cargar, la gente, que ya suficiente está aguantando con la gran
estafa que llaman crisis, se defenderá. Posteriormente, con la ayuda
de los medios de “des-información”, reducimos una protesta
multitudinaria de dos millones de personas (cifra que dejaremos en
cincuenta mil para redondear), en meros disturbios de radicales
anti-democrático. Por supuesto estos radicales no tendrán nada que
ver con los demócratas venezolanos y ucranianos, que quede claro.
Lamentablemente, lo
que parecía la jornada perfecta de lucha acabó así, con Madrid en
estado policial y multitud de detenidos. Por suerte, su represión no
nos parará, porque los que no tenemos nada, solo podemos perder las
cadenas.
Podrán cortar las
flores, pero no podrán detener la primavera.
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